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quarta-feira, 26 de agosto de 2015

Miedo a la muerte física

El miedo a la muerte física subyace en muchas otras ansiedades humanas, y una aclaración de lo que se trata por tanto es útil. Hay dos hechos importantes no ampliamente conocidos que son realmente bastante importantes a saber.
Miedo a la muerte física
El primero es que no tienes realmente una experiencia de la propia muerte física, porque en el momento de expiración del cuerpo, la facultad del experimentador /testigo/ consciencia instantáneamente y sin dolor deja el cuerpo e inmediatamente te sientes libre y enormemente aliviado. La sorpresa es el descubrimiento de que uno no está muerto después de todo, sino muy vivo. El cuerpo es observado incluso no siendo atractivo o deseable. El renacer del yo ahora se convierte en el acceso al redescubrimiento de la inmortalidad y las nuevas potencialidades a las que uno despierta. El cuerpo fue como una caja de la que ahora estás liberado. El cuerpo nunca fue el origen del sentido de “Yo” o ​​de la existencia, sino simplemente parte de su identificación con el contenido.
El segundo hecho interesante y liberador, que elimina una gran cantidad de ansiedad ante la muerte es que el tiempo de la muerte física ya se ha establecido kármicamente. Aunque el calendario ya ha sido determinado al nacer, la naturaleza y las circunstancias que rodean el suceso no están predefinidas, sino que son influidas por otros factores y decisiones. Estos pueden involucrar procesos psicológicos, tales como la culpabilidad subyacente, la elección de los mecanismos simbólicos de la muerte, el asumir riesgos, las decisiones sobre la salud, los patrones culturales, y, muy importante, los sistemas de creencia mantenidos por el ego / mente.
Sólo por saber que de hecho, no puedes experimentar tu propia muerte física, y que el tiempo ya está preestablecido, alivia un montón de preocupaciones innecesarias. La única “muerte” real que verdaderamente es posible experimentar es la muerte final del sentido del yo como ego. Incluso esa terrible experiencia no necesita ser experimentada, ya que puede ser rechazada tanto como se desee, e incluso esa verdadera muerte no puede ocurrir sin el propio consentimiento interior.
Debido a que el ego supone que es un cuerpo, cree que “nadie ha sobrevivido a la muerte para contarnos como era”. Esa es una creencia errónea que desaparece más allá del nivel de conciencia 600, donde las encarnaciones anteriores y la muerte física no sólo son fáciles de recordar, sino que las circunstancias y la importancia de cada muerte se recuerda con mucha claridad.
En general, si la conciencia de la entidad está por debajo de 200, la muerte puede ser la ocasión para reacciones de dolor, ira, resentimiento, o pérdida. Por encima de 200, la muerte representa una oportunidad de aprendizaje que sirve para elevar la consciencia. En los niveles superiores, la muerte representa una oportunidad para grandes saltos en la consciencia.
No es lo físico de las vidas anteriores lo importante, sino las lecciones espirituales que fueron aprendas. Al analizar una secuencia del curso de la vida, puedes ver la evolución de la conciencia a través de sus diversas etapas de aprendizaje.
Se dice que después de la muerte física, el alma promedio se toma aproximadamente tres días para dejar de identificarse completamente con el cuerpo y desprenderse de él, incluido el trabajo de las etapas de negación, sufrimiento, y dejar ir el apego. Por tanto, una espera de tres días se recomienda antes del entierro o la cremación para evitar la interrupción del proceso de separación. En cada caso, el momento apropiado puede ser determinado por la prueba kinesiológica.
David R. Hawkins: Yo, Realidad y Subjetividad; cap. XIV

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