sábado, 12 de agosto de 2017

SED HACEDORES CAPITULO 18

CAPITULO 18
SED HACEDORES

Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos.  Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace. Santiago 1:22-25
LA PALABRA en este versículo significa idea, concepto o deseo. Tú te auto-engañas cuando eres “solamente oidores” cuando tú esperas que tu deseo sea cumplido meramente por andar soñando. Tu deseo es lo que quieres ser, y mirarte en un “espejo” es verte a ti mismo en la imaginación como a esa persona.
Al olvidar “qué clase de persona es” tu estas fallando en perseverar en tu asunción. La “la ley perfecta, la ley de la libertad” es la ley que hace posible la liberación de las limitaciones, eso es, la ley de asunción.
Para continuar en la perfecta ley, la ley de la libertad, es persistir en la asunción de que tu deseo ya se ha cumplido.
Tú no eres un “oidor olvidadizo” cuando mantienes el sentimiento de tu deseo cumplido constantemente vivo en tu conciencia.
Esto, te hace un “hacedor de la palabra” y eres bendecido en tu obra por la inevitable realización de tu deseo.
Deben ser hacedores de la ley de asunción, ya que sin su aplicación, ni el más profundo entendimiento producirá algún resultado deseado.
Reiteración y repetición frecuente de las más importantes y básicas verdades corren a través de estas páginas.
Hablar de la ley de asunción – la ley que hará al hombre libre – es algo bueno. Debe ser aclarado una y otra vez aun al riesgo de sonar repetitivo.
El verdadero buscador de la verdad le dará la bienvenida a esta ayuda, concentrando su atención en la ley que lo hará libre.
La parábola del Señor que condena a al sirviente que desperdició el talento que le fue dado [Mateo 25:14-30] es muy clara e inequívoca.
Habiendo descubierto dentro de ti la llave a la Casa del Tesoro, tú deberías ser como el buen sirviente que sabiamente multiplicó por muchos los talentos que le fueron dados. El talento que se te dio es el poder de determinar tus asunciones conscientemente.
El talento no utilizado, como un miembro del cuerpo no ejercitado, se marchita hasta finalmente atrofiarse.
A lo que debes esforzarte es a Ser.
Para poder hacer, es necesario ser. El objetivo de anhelar es ser.
Tu concepto de ti mismo solo puede ser sacado desde tu conciencia por otro concepto de ti mismo.
Al crear un ideal en tu mente, te puedes identificar con él hasta que te conviertas en uno solo con tu ideal, y por lo tanto transformarte en él.
Lo dinámico prevalece por encima de lo estático; lo activo por encima de lo pasivo.
Uno que es hacedor, es magnético y por lo tanto infinitamente más creativo que aquel que apenas es un escuchador. Sé entre los hacedores.

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