sábado, 12 de agosto de 2017

ESENCIALES- CAPITULO 19

CAPITULO 19
ESENCIALES

LOS puntos ESCENCIALES en el uso exitoso de la ley de asunción son estos:
Primero que todo, anhelar; añorar; intenso, flameante deseo.
Con todo tu corazón debes querer ser distinto a lo que ya eres. Intenso, flameante deseo [combinado con la intención de hacer lo bueno] es el impulso primero de la acción, el comienzo de toda aventura exitosa. En cada gran pasión [que obtiene su objetivo], el deseo es concentrado  [e intencionado. Tú debes primero desear y luego tener la intención de lograrlo.]

Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía. Salmos 42:1
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. Mateo 5:6
Aquí, el alma es interpretada como la suma de todo aquello que tú crees, piensas, sientes, y aceptas como verdad; en otras palabras, tu estado de conciencia presente, Dios, YO SOY (es el poder de la conciencia), es la fuente y cumplimiento de todo deseo [entendido psicológicamente, Yo Soy una infinita serie de niveles de conciencia y Yo Soy el Yo Soy acorde a donde Yo estoy en esos niveles]. Este versículo describe como tu nivel de conciencia presente desea trascenderse a sí mismo.
Justicia es la conciencia de ya ser lo que deseas ser.

Segundo, cultiva la inmovilidad física, una incapacidad física parecida a lo que Keats describe en su “Oda a un Ruiseñor”

[Me] aqueja un soñoliento torpor a mis sentidos, cual si hubiera bebido cicuta.

Es un estado próximo al sueño, pero uno en el que todavía estas en control de la dirección de tu atención. Debes aprender a inducir este estado a voluntad, pero la experiencia me enseñó que es más fácil inducirlo luego de una gran comida, o cuando te levantas por la mañana sintiéndote reacio a levantarte.
Así estarás naturalmente más dispuesto a entrar en este estado. El valor de la inmovilidad física se muestra en la acumulación de fuerza mental que trae la absoluta quietud. Incrementa tu poder e concentración.
Aquiétate y sabed que Yo soy Dios [Salmos 46:10]

De hecho, las energías más grandiosas de la mente raramente surgen, salvo cuando que el cuerpo está quieto y la puerta de los sentidos cerrada al mundo objetivo.

La tercera y última cosa que hay que hacer es experimentar en tu imaginación lo que experimentarías en la realidad si ya se hubiese logrado tu meta [Debes lograrlo primero en tu imaginación, ya que la imaginación es la única puerta a la realidad de aquello que buscas. Pero utiliza tu imaginación magistralmente y no como un observador mirando al final, sino como un participante pensando desde el final.]


Imagina que ya posees una cualidad o algo que deseas que hasta ahora no ha sido tuyo.

Ríndete completamente a este sentimiento hasta que tu ser completo este poseído por él. Este estado difiere de ensueño de esta manera: es el resultado de una imaginación controlada y estabilizada, atención concentrada, a diferencia que el ensueño es el resultado de una incontrolable imaginación -  usualmente es soñar despierto.

En el estado controlado, el mínimo esfuerzo ya es suficiente para mantener tu conciencia llena con el sentimiento del deseo cumplido. La inmovilidad física y mental de este estado es una ayuda poderosa para la atención voluntaria y el mayor factor del menor esfuerzo.

La aplicación de estos tres puntos:

  • Deseo
  • Inmovilidad Física
  • La asunción del deseo cumplido.

Es la manera de fusionarte o unirte con tu objetivo. [El primero punto es pensar sobre el final deseado, con la intención de realizarlo. El tercero es pensar desde el final con el sentimiento de haberlo cumplido. El secreto de pensar desde el final es disfrutar serlo. El minuto en que lo haces placentero e imaginas que ya lo eres, ya estás pensando desde el final.]

Uno de los malentendidos más prevalentes es que se piensa que esta ley funciona solo para aquellos que son devotos o que tienen objetivos religiosos. Esto es una falacia.

Funciona tan impersonalmente cómo funciona la ley de electricidad.


Se puede utilizar para objetivos avariciosos, egoístas tanto como para objetivos nobles. Pero siempre se tiene que tener en cuenta que pensamientos y acciones innobles resultarán en consecuencias desagradables.

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